domingo, 18 de noviembre de 2012

Cómo están Ustedesssss????




Siempre he dicho que a mi no me hacen gracia los “payasos” y sobre todo desde que vi “ It” ya es que me aterrorizan, pero cuantas veces en nuestra infancia hemos escuchado esta frase, a la que todos contestábamos sentados frente al televisor BIEEEEEN!!!!!!.
Hoy esos niños no estamos bien, hoy se nos fue uno de nuestros iconos infantiles, el que nos hizo reír en tantas ocasiones, el que nos cantaba aquellas canciones, que aún repetimos de vez en cuando, que nuestros hijos y nuestros nietos las saben gracias a que nosotros las aprendimos de uno de los hombres más amables y cariñosos, Hoy la gallina “Turuleca” no a puesto ningún huevo, por que está de luto, hoy no nos iremos a pasear en el coche de papá, por que estamos tristes, la niña que trabajaba toda la semana así, así, irá gustosa a rezar por el alma de aquel que le dio la vida.
Hoy los rayos de sol otoñales, salen más tenues, los colores son menos vivos, la tristeza se va extendiendo, hoy se ha ido “Miliki”.


Emilio Aragón junto con sus hermanos y su sobrino ( luego también su hijo Emilio) nos hicieron pasar muchas tardes de buenos ratos, Gaby con su seriedad y sus solos de Saxofón, Fofó con su sonrisa, que se nos fue demasiado pronto, Miliky, con sus canciones, y su gracia particular, eran “Los payasos de la Tele”, cuando la palabra “payaso” no significaba ningún insulto, o cuando todos sabíamos quienes eran, ahora los “payasos de la tele” son otros que no hacen ni pizca de gracia, pero de esos no quiero hablar, hoy no, hoy estoy demasiado triste, demasiado melancólica, hoy es un día de recuerdos, de aquellas tardes de pan con chocolate, y de engañar a mi madre con los deberes para que me dejase ver los payasos, de cantar sus canciones, de aprender a reír y a soñar.

 Emilio como muchos españoles de la época, tuvo que emigrar para poder trabajar, tras una estancia en Cuba, Venezuela y Argentina, regresa a España en 1972, donde al año siguiente, comienza  el programa “ El Gran Circo de TVE” pasando a ser un fenómeno sociológico en nuestro país, conocidos popularmente como dije antes como “Los Payasos de la tele”.
El programa se retiró en 1983, pero no por eso, el dejó de trabajar para los niños.
Aunque profesionalmente se había retirado de “Los Payasos”, Emilio, se dedicó a la producción discográfica, y forma un tándem artístico con su hija, Rita Irasema, juntos, grabaron varios discos y deleitaron a varias generaciones de niños con canciones como La vuelta al mundo en 30 minutos, El flautista de Hamelín, Vamos a marcarnos una canción o Superdiscoguay, aunque yo por mi edad ya me desbanqué de aquellas y las escuchaba solamente por mis hijas.

Fue también director de cine, en 1987, dirigió la película “Yo quiero ser torero” con el popular entonces “Dúo Sacapuntas.
También cultivó el género de la literatura infantil, con “La familia de los coches” (1988)

Con la llegada de la televisión privada, volvió a ponerse delante de una cámara para conducir espacios infantiles, con su hija Rita, ambos presentaron “La merienda” y la “Guardería” ( 1990-1991) en Antena3, y “Superguay” (1991-1993) En Telecinco. En 1993, recuperan “El gran circo de TVE” hasta 1995.

Tras editar sus “Memorias” (1996), Miliki y Rita, crearon el espectáculo “El circo del arte”, con el que recorrieron toda España con gran éxito.

Pero Emilio Aragón también era un hombre serio, en 2008, y con el seudónimo de “Emilio A.Foureaux” (que fue el nombre de su padre, ocultando su primer apellido), publicó “La Providencia”, una historia para un público adulto, que nos cuenta la vida de Martín, un militante de la guerrilla en la revolución cubana, que tiene que huir de una caza orquestada por Fidel Castro, en Nueva York.

 En mayo de 2012 se editó “Mientras duermen los murciélagos ”una novela acerca de la huida de la GESTAPO de unos comediantes a través de la Europa nazi.


Como veréis, fue un hombre polifacético, que cultivó casi todas las artes, pero me tendréis que perdonar si yo hoy me quedo con esta imagen en mi memoria.



Gracias por todo, Que tengas un Feliz Viaje…

viernes, 9 de noviembre de 2012

Sueños de Felicidad



Hace unos veinte días, llegó un paquete a casa con un obsequio de Price Minister, el portal de Internet, especializado en la compra-venta, de libros, entre otros artículos.
La empresa fue creada en el año 2000 y tiene su sede en París, como curiosidad en una fábrica de zeppelines de finales del siglo XIX.

El por qué este importante portal de Internet, tubo hacia mi persona la deferencia de un obsequio, es algo inusual, en estos tiempos “nadie regala nada” y tengo que confesar que cuando me apunté a esta curiosa iniciativa, no me creía en cierta forma lo del “regalo”.
Pero no, lo cierto es que el libro que elegí llegó correctamente a mi casa. Y a pesar de la “torre” de obras que tengo por leer, me puse con este, pues tenía hasta el 10 de noviembre para realizar la reseña.

El por qué elegí este libro y no otros, es sencillo de explicar, no había leído nada de Lisa See, ni conocía su obra, pero una de mis hijas está estudiando Chino en la universidad, y en casa estamos últimamente leyendo literatura de ese país o referente a él. Quizás lo hice por ella más que por mi, pero me alegro de haberlo echo, por que esta historia me a impactado.
Lisa See, es una escritora norteamericana de origen asiático, aunque en sus facciones apenas se aprecia esta realidad, Su tatarabuelo llegó a Norteamérica a mediados del siglo XIX y alcanzó a ser el patriarca de Shinatown en Los Ángeles. Un auténtico “self made man” (hombre echo a si mismo) una persona que pasó de fregar en restaurantes y cargar camiones  a regentar una fábrica de lencería para burdeles y una tienda de antigüedades. “Cuentan que fue el primer Chino con coche propio en Estados Unidos”
Quizás todos estos apuntes, identificativos no tengan su importancia a la hora de hacer una reseña, pero a mi me parece primordial conocer un poco a los autores, para poder desgranar algo de ellos en sus historias.

Lisa See nació en París, donde sus padres estudiaban, (eran tan pobres que utilizaban un cajón de armario como cuna para ella), pero se crió en Los Ángeles, en el barrio habitado por la laboriosa y humilde comunidad China. En este contexto, no sentía que hubiera salido nunca del país del que todos hablaban. Era parte de ella. Fue más tarde cuando empezó a sentir lo lejos que estaba de allí y para aplacar aquella digamos “nostalgia” geográfica, de una tierra donde nunca había pisado, decidió escribir sobre aquel mundo.
De este modo ha ido confeccionando una obra salpicada de tramas ambientadas en China, “El pabellón de las peonías”, “El abanico de Seda”, “Dos Chicas de Shangai” y su nueva novela, que es la que tratamos aquí “Sueños de Felicidad”.
La novela nos traslada al Shangai de 1957, donde una “rebelde” joven de diecinueve años  norteamericana, de origen Chino, trata de encontrar a su padre.
Mao, acaba de poner en marcha el llamado “Gran Salto Adelante”, que tiene como objetivo relanzar a la economía del país a través de una industrialización acelerada. Una megalomanía despiadada que provocó una hambruna terrible.
La autora cita en la novela, datos que hablan de más de 45 millones de muertos. Y es que muchos creímos conocer la Revolución Cultural China, pero este capítulo, como otros muchos a través de toda la historia de este mundo ha permanecido oculto, por que seamos sinceros en la actualidad de China, en Occidente, sólo sabemos “el arroz tres delicias y  los rollitos de primavera”.
Y aunque pueda para algunos parecer “morbosa” la autora nos recuerda, que en aquel periodo hubo madres que llegaron a intercambiar a sus hijos moribundos con otras madres, ¿el sentido? Os preguntareis, pues que las unas podían comerse los vástagos de las otras, en “Sueños de felicidad” se mete en la piel de una mujer que se ve en una situación tan desesperada. La única redención moral que podía obtener en su conciencia de una acción así es que al menos no se comían a su propio hijo.
Joy, la protagonista abrumada por los secretos familiares, que acaba de conocer (su tía en realidad es su madre y viceversa). Huye a Shangai para buscar a su padre biológico, el artista Z.G. Li, de quien May y Pearl (su madre y su tía) estuvieron enamoradas antaño. Deslumbrada por él, y cegada por el idealismo y los desafíos que plantea La Nueva Sociedad de la China Roja, parece ajena a los peligros que conlleva el régimen comunista.

Pearl, desolada por la huida de Joy, y aterrada por su seguridad, está decidida a salvar a su hija, cueste lo que cueste. Desde la abarrotada ciudad, hasta las aldeas más lejanas, Pearl, se enfrentará a viejos demonios y retos casi insuperables, mientras sigue a Joy , abrigando la esperanza de una reconciliación. Y no es, hasta que en uno de los más trágicos episodios, de la historia de China, donde ambas corren peligro de muerte, cuando se unen de nuevo.
Es una historia reconfortante sobre el heroico amor, entre una madre y una hija, con una investigación impecable, de la autora, y visualmente fascinante.
En la primera mitad del libro, Lisa, nos representa las privaciones a las que se verán sometidas ambas mujeres, cosas sencillas, como la pérdida del agua corriente, o el uso del sostén.
La segunda mitad, está dedicada a descubrir al lector el significado del El Gran Salto Adelante, campos de exterminio, hambruna, etc…
Lisa Lee, nos muestra su habilidad, como escritora dividiendo el foco entre Joy y sus perspectivas, y su madre y sus sentimientos. Una azarosa aventura y a la par desventura, de ambas protagonistas, nos dan una buena dosis de implicación en la lectura para quienes amamos estas tramas en las que se mezcla la verdadera historia, lo exotismo de tan lejanas tierras y algo de sentimiento en sus múltiples facetas.

Si algo tengo que reprocharme al leer esta maravillosa obra, es no haber leído antes, Dos Chicas de Shangai, por que aunque no es necesario leer la primera antes, seguramente la experiencia del libro anterior, hubiese enriquecido más si cabe, esta novela.
Sonrisas y lágrimas para leer en estas tardes lluviosas de otoño…