domingo, 30 de octubre de 2011

Samhain ( Halloween)

Apenas quedan unas horas para Samhain, festividad de origen celta, que fue muy importante en el periodo pagano que dominó Europa hasta su conversión al cristianismo.
En la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre, se celebraba el final de la temporada de cosechas en la cultura celta y era considerada como “el año nuevo Celta”, es cuando comenzaba el invierno, llamado “estación oscura”.
Por lo tanto, es una fiesta de transición, (el paso de un año a otro) como de apertura a otro mundo.

Esta fiesta llamada también “de los espíritus” era una de las fiestas principales de los celtas, se dice que los “espíritus” de los ancestros, venían en esa fecha a visitar sus antiguos hogares.
Desde el siglo IV la iglesia de Siria consagraba un día a festejar a “Todos los Mártires” tres siglos más tarde el Papa Bonifacio IV transformó un templo romano dedicado a todos los dioses (panteón) en un templo cristiano dedicándolo a “Día de todos los Santos”, inicialmente esta fiesta se celebraba el 13 de mayo, pero fue el Papa Gregorio III quien la cambió al 1 de noviembre.
Más tarde, en el año 840, el papa Gregorio IV ordenó que la Fiesta de “Todos los Santos” se celebrara universalmente.
Dentro de la cultura Inglesa , a la vigilia vespertina, anterior a la preparación de dicha fiesta, se tradujo como “ All Hallow´s Eve” ( Vigilia de Todos los Santos) con el paso del tiempo su pronunciación fue cambiando primero a “ All Hallowed Eve”, posteriormente “ All Hallow Een” para terminar con la palabra que hoy todos conocemos como “ Halloween”.
La festividad céltica del Samhain se describe como una comunión con los espíritus de los difuntos, en esta fecha, tenían autorización para caminar entre los vivos, dándosele a la gente la oportunidad de reunirse con sus antepasados muertos. Para mantener a los espíritus contentos y alejar a los malos de sus hogares, dejaban comida fuera una tradición que a evolucionado hasta lo que hoy hacen los niños yendo de casa en casa pidiendo dulces.
También era costumbre vaciar nabos (posteriormente calabazas, debido a una tradición Irlandesa) y ponerle velas dentro.


Sea como fuere,  en nuestra literatura, siempre a habido un pequeño sitio para los santos, las ánimas y la santa compaña, el frágil velo que separa nuestro mundo con el otro, el de los que fueron y que seremos, vuelve inevitablemente cada año.

Mis historias de Halloween preferidas:

La leyenda de Sleepy Hollow ( Washington Irving 1820).  La historia tiene lugar en un asentamiento holandés en el Valle Dormido, lugar de numerosas leyendas sobre fantasmas, Ichabod Crane es un profesor de escuela que se enamora de la joven Katrina Van Tassel y de su fortuna, a la que también pretende el joven y rudo Abrahán “ brom bones” Van Brunt.
Volviendo a su hogar tras una fiesta en casa de la familia Van Tassel, con aire alicaído, Crane es perseguido por el jinete sin cabeza (el fantasma de un soldado  que perdió la cabeza por una bala de cañón durante la guerra de independencia americana) a la mañana siguiente, sólo se encuentra cerca de un puente el sombrero del profesor y los restos de una calabaza.

En 1999 Tim Burton, dirigió una película de terror (aunque para mi es la mar de divertida) con Jhony Deep de protagonista, basándose en esta leyenda, aunque con personajes distintos, y desenlaces diferentes. Un placer para la perfecta noche de Halloween.

El monte de las ánimas (Gustavo Adolfo Becquer 1861) Es uno de los relatos que forman parte de la colección de Leyendas. Nos narra lo ocurrido en el llamado Monte de las Ánimas de Soria.

“La noche de los difuntos me despertó a no sé que hora el doble de las campanas.  Su tañido monótono y eterno me trajo a las mientes esta tradición que oí hace poco en Soria. (…) Yo la oí en el mismo lugar en que acaeció, y la he escrito volviendo algunas veces la cabeza con miedo, cuando sentía crujidos cristales de mi balcón, estremecidos por el frío de la noche.”

Lo cierto es que todas las Leyendas de Becquer, son únicas para contar en la noche de difuntos.

The Raven (Edgar Allan Poe 1845) . El poema narra la misteriosa visita de un cuervo parlante a la casa de un amante afligido, y del lento descenso hacia su propia locura. El amante, llora la pérdida de su amada, Leonor, el cuervo negro, posado sobre un busto de Palas parece azuzar su sufrimiento con la constante repetición de las palabras “Nunca más”.




“Y el cuervo sin revolotear, todavía posado,
Todavía posado,
en el pálido busto de Palas
encima de la puerta de mi habitación,
sus ojos teniendo todo el parecido
del demonio en que está soñando,
y  la luz de la lámpara que le cae encima,
proyecta en el suelo su sombra.
Y mi alma, de la sombra que yace flotando
en el suelo no se levantará...
¡ Nunca más !”
Homenaje o Parodia de los Simpsons sobre el cuervo.

El convidado de Piedra o Burlador de Sevilla,  (Tirso de Molina 1630).
Esta obra de teatro, recoge por primera vez, el mito de Don Juan Tenorio, sin duda, el personaje más universal del teatro español.
Don Juan personifica una leyenda sevillana, que inspiró a autores como Moliere, Lorenzo da Ponte, Azorín, Marañón, Lord Byron, Espronceda, Pushkin, Zorrilla y a muchos otros autores.

Se trata de un libertino, que cree en la justicia divina ( “ no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague”) pero que confía en que podrá arrepentirse y ser perdonado antes de comparecer ante Dios ( “ Qué largo me lo fiais”).
Se dice que la obra de Tirso fue un guiño dedicado a los caballeros de la época, cuya profanación de la honra de las mujeres era mundialmente elogiada.
“Tras muchas aventuras Don Juan vuelve a Sevilla, donde se topa con la tumba de Don Gonzalo, y se burla del difunto, invitándole a cenar, Sin embargo, la estatua de éste llega a la cita (“ El convidado de piedra”) cuando realmente nadie esperaba que un muerto fuera a hacer cosa semejante. Luego, el mismo Don Gonzalo convida a Don Juan y a su lacayo, ( Catalinón) a cenar en su capilla, y Don Juan Acepta la invitación acudiendo al día siguiente. Allí, la estatua de Don Gonzalo de Ulloa se venga arrastrándolo a los infiernos sin darle tiempo para el perdón de los pecados.”

Espero que disfrutéis con estas cuatro historias maravillosas,

«Trick-or-treat»

domingo, 23 de octubre de 2011

Háblame musa de aquel varón…

Así comienza una de las más maravillosas historias jamás contadas, pero hoy no voy a hablar de Homero, de la Iliada ni de Ítaca, hoy quiero homenajear la memoria de una de las escritoras, que más he admirado, a la que tuve la suerte de conocer, pero que la vida, no le concedió todos los días que merecía y se nos fue demasiado pronto.
Hablo naturalmente de Dulce Chacón,  un nombre muy apropiado a su persona, por que ella era así Dulce, como su poesía, como su literatura, como todo su ser.

Recuerdo que la conocí en la presentación del libro al que he dado título a mi entrada, “Háblame musa de aquel varón” y me pareció una mujer tan especial que enseguida me “enganché” a su obra. En el taller de lectura con el que estaba participando, habíamos leído ya dos de sus obras,  “Algún amor que no mate” que como podéis imaginar nos retrata un caso de maltrato del llamado “de género”, (femenino, singular). Y “Blanca vuela mañana”. Con “Háblame musa de aquel varón” Dulce cerraba una trilogía, en la que los elementos comunes, eran el maltrato y la xenofobia.

En 2002 llegó “ La voz Dormida”, Chacón tardó cuatro años en completarla, pues tenía que reunir bastante material,  en ella, aborda los difíciles años de la posguerra, novelando los testimonios, recogidos en entrevistas por toda España, de mujeres víctimas de la represión franquista durante los años cuarenta. La novela obtuvo el premio Libro del año 2003, otorgado por el Gremio de Libreros de Madrid,  y esta semana se estrena en nuestras pantallas de cine, de la mano de Benito Zambrano, con  Inma Cuesta, y María León como principales protagonistas.

Nadie escapa a la desmesura de la rosa… escribió en un poemario “Matar al Ángel”. Que gran verdad, hay quien pueda escapar  de ese excesivo y a la vez frugal triunfo, de una flor y su capacidad de enamorar al ser humano????.

Dulce decía que “Siempre hay tiempo para un sueño… Siempre es tiempo de dejarse llevar por una pasión que nos arrastre hacia el deseo… Siempre es posible encontrar la fuerza necesaria para alzar el vuelo y dirigirse hacia lo alto…  así, se construía un sueño.
Allí, en lo más alto de nosotros mismos, en lo más profundo de nuestras inquietudes, podremos separar los brazos y volar”… Ella inició el vuelo demasiado pronto, cuando se había echo un hueco entre los grandes escritores, a base de superar zancadillas y codazos,  cuando gozaba de un merecido reconocimiento y prestigio por su gran obra, un frío día de diciembre, un cáncer le arrebató la vida.

Que sea este un sentido homenaje, para su persona y para su obra.

viernes, 14 de octubre de 2011

Tres Pájaros de un tiro…

Hola de nuevo, en primer lugar un millón de gracias por las felicitaciones a mi blog en su primer año, y a los nuev@s seguidor@s.
En segundo lugar, no penséis que el título da pié para que me vaya este fin de semana de caza, no, ni mucho menos. Es por que hoy debido al calendario que me propuse cuando comencé la aventura del “desafío diez misterios”. Hoy, repito, toca desafío… y por primera vez voy a hablar de un libro que aún no está en las librerías, de cuyo autor se poco o casi nada, pero que hace días me pidió el favor de una reseña en mi espacio, la verdad que solo por el hecho de contar conmigo para una cosa así ya se merecía una entrada, pero es que además el libro en cuestión es de un misterio misterioso de esos que al parecer te dejan en el sofá o en la cama o en el estado que normalmente leas, hasta que lo terminas.
El autor amablemente me a obsequiado con una copia digital copia que lamentablemente no he leído por que mi ética, (una que me e inventado yo sola)  con mis amigos los libros, no me permite digamos “traicionarlos” con copias digitales, los amo demasiado para eso, sería un engaño en toda regla como si de mi matrimonio se tratase, ( si llegados a este punto, ya os habéis dado cuenta de que estoy un poco loca, pero me da igual dicen que los locos son felices no???).

El libro en cuestión lleva por título “El eterno Olvido”, que el título así a bote pronto, parece una novela de las mal llamadas “rosas” con algo de aire anglosajón, Promesa Salvaje de  Patricia Matthews , Semilla de duda de Anne Mather,  Fantasmas de Carne y hueso de Jayne Ann Kretz,  Herencia Maldita de Carole Mortimer,  o Nueva Identidad de Barbara Delinsky .


Y con esto se demuestra claramente que a veces el título de una novela nos lleva totalmente al engaño, a si que si no sabemos nada del autor, mejor nos leemos la sinopsis no sea que compremos una cosa por otra, y los retractores de las novelas “ rosas” en este caso, se darían un fiasco que para qué.  

Pero hablemos de la novela que nos ocupa, su autor Enrique Osuna, nació en la Línea de la concepción en Cádiz, y tras una vida variopinta llena de vicisitudes ocupacionales, como el mismo explica, un día se dio cuenta de que tenía que unir sus dos afilones, el Ajedrez y la escritura, de ello, nació esta historia…
Enrique Osuna
 Samuel Velasco, vive inconformista, de nunca disponer de una oportunidad para elegir su camino. Huérfano de padres a muy temprana edad, se vio obligado a abandonar sus estudios para ganarse la vida, haciendo cualquier tipo de trabajo.
Un día, oye hablar de un misterioso juego, que a través de Internet pretende encontrar, en sólo nueve pruebas, a las personas más inteligentes y audaces del planeta.  Seducido por el jugoso premio, que aseguran será el más grande de la historia, y aun necesitando de las exigentes facultades intelectuales que se requieren para tal juego, Samuel decide participar.
En poco tiempo Kamduki, que así se llama el juego, se convertirá en una obsesión, que transformará por completo su vida. Aunque en medio de toda esta turbulencia, aparece Lucía, una chica sensual y enigmática, de quién Samuel se enamora perdidamente. Contraviniendo claramente las reglas, concentran sus esfuerzos para resolver los enigmas, sin sospechar la terrible realidad que se esconde detrás.
Esta novela se desenvuelve como un dinámico Thriller, donde los protagonistas se ven obligados  a luchar contra la más indiscutible declaración de la maldad, que subyace en los propios seres humanos y que solo puede ser vencida por el amor.

Solo espero y deseo, que el autor tenga mucho éxito en esta gran aventura, aunque ya, se auto publicó en Amazon, con muy buenas críticas para quién a leído su obra, ahora le toca dar el salto al papel, que es donde al fin y al cabo, esperamos todos los amantes de la lectura, digan lo que digan las nuevas tecnologías.





sábado, 8 de octubre de 2011

Primer Aniversario…


 He querido recuperar este párrafo, aunque no me gusta andar copiando de otros, pero Antonio Muñoz Molina, demuestra con estas palabras, todo lo que sentimos, amamos y pensamos sobre este mundo, y cualquier cosa que yo dijera distinta, sería pura coincidencia. Espero que este sea el primero de muchos años juntos, evaluando, descubriendo y sobre todo disfrutando de este “vicio” tan placentero, tan adictivo y del cual de ninguna de las maneras quisiera curarme. _

Gracias a todos los que día a día pasan por mi espacio, a los que lo hacen de puntillas, y a los que dejan huella de su paso, a todos ellos gracias.
Espero que este sea el primer año de muchos que están por venir…

EL VICIO SIN CASTIGO, Antonio Muñoz Molina

He pasado una gran parte de mi vida sumergido en la lectura como un buzo pasa gran parte de la suya sumergido en el agua. Con la misma felicidad con que a los seis o siete años leía un tebeo de Pulgarcito o del Capitán Trueno leo ahora un libro sobre el planeta Venus, o una novela de Bernard Malamud que acabo de encontrar en un puesto callejero, o un reportaje del periódico, o una antología de poemas de William Carlos William. Entonces, cuando estaba en la escuela, me imaginaba el momento de volver a casa y ponerme de nuevo a leer mis tebeos, y esa expectativa me daba una dicha tan intensa, tan secreta, que era consciente de no poder transmitírsela a nadie. Vivía en una casa y en un medio social en los que apenas nadie sabía leer con fluidez ni escribir correctamente, y en el que los libros eran una rareza; pero tuve la suerte inmensa de que mis mayores accedieran a alimentar generosamente mi vicio precoz, en parte por una reverencia antigua hacia el saber y las palabras escritas, en parte por puro cariño. Volvían a casa de sus tareas misteriosas de adultos y me traían un cucurucho de cacahuetes recién tostados y uno de aquellos sobres sorpresa de la editorial Bruguera que contenían varios tebeos. En la madrugada del 6 de enero, los reyes magos austeros de aquel tiempo dejaban regalos que también tenían que ver con las palabras escritas: una pequeña pizarra y un pizarrin, de los que se usaban en los parvularios para trazar los primeros números y letras; un plumier o una caja de lápices de colores; Algún tebeo, algún libro. Con la primera claridad del alba distinguía su portada, su titulo, empezaba a ver las ilustraciones del interior. El día de reyes era una larga inmersión en la lectura.
Inmersión, sumergirse: Hay mucha poesía en las expresiones más comunes. Uno se sumerge en un libro, desciende lentamente hacia el fondo de un medio más denso y menos iluminado que la realidad exterior. Uno cierra su escotilla, se acomoda en el silencio. El mundo real, unas veces es gozoso y otras es hostil. En la cámara sumergida del libro, uno se encuentra a salvo de todo, transitoriamente. El mundo real, la experiencia concreta, pueden ser felices o desdichados, estimulantes o tediosos: Sea como sea, uno vive en ellos sometido a severas limitaciones de tiempo y espacio, a un reparto de personajes nunca numeroso, a la posibilidad del aburrimiento. El libro multiplica las dimensiones del mundo y la variedad de los paisajes y las vidas; lo salva a uno de la inmediatez literal de las cosas, de su anclaje fatal en el aquí y en el ahora, en el yo consabido. Pero el libro no embota la curiosidad hacia el espectáculo ilimitado y gozoso de lo más cercano: bien leído, es una lente de aumento, un microscopio, un telescopio, una maquina del tiempo.
Pero uno no lee para aprender, ni para saber mas, ni para escaparse. Uno lee porque la lectura es un vicio perfectamente compatible con la escasez de medios, con la falta de esa audacia que otros vicios requieren, y, más importante todavía, con la absoluta pereza. El buen aficionado lleva a cabo la mayor parte de sus mejores lecturas en diversos grados de proximidad a la posición horizontal. Bien es verdad que también se somete a las mayores incomodidades: lee de pie, en un vagón del metro; lee en la dura silla de una biblioteca publica, bajo una luz escasa que le daña los ojos; incluso en medio de la calle, con la misma impaciencia con que alguien que ha comprado una barra de pan recién hecha le arranca el pico tostado y se lo va comiendo en el camino hacia casa. Aquel lector definitivo, fanático, que fue Juan Carlos Onetti me contó una vez la emoción de ir por una calle de buenos aires leyendo una novela recién adquirida de William Faulkner, incapaz de contenerse hasta llegar a casa, hasta encontrar un banco en un parque. Cuando se tienen pocos libros, el único remedio contra la escasez es empezar de nuevo por la primera pagina a continuación de la ultima. A mí me paso eso, a los 12 años, cuando descubrí la isla misteriosa, de Julio Verne, en una de aquellas ediciones memorables de la colección historias. El vicio ha de ser alimentado, pero es un vicio tan feliz que la sustancia de la que se alimenta permanece intacta una vez consumida, incluso puede ser todavía más satisfactoria: Es una refutación de ese antipático dicho ingles según el cual no es posible comerse la tarta y seguir teniéndola. Yo llegaba al final de la isla misteriosa y como no tenia ningún otro libro a mano volvía al primer capitulo, y la escena magnifica de los fugitivos que viajan en un globo arrastrado por un huracán era todavía más apasionante. ¿Cuántas veces puede uno leer un poema que le gusta mucho teniendo la sensación de que lo lee por primera vez? Pero la poesía, en su sentido mas alto, no es un genero literario, sino el ingrediente supremo de toda literatura, la nicotina que nos la vuelve adictiva, la dosis de uranio de la que se desprende una radiación perpetua, activa a lo largo de siglos, de milenios, tan poderosa que traspasa las distancias culturales y las barreras de los idiomas: hay tantos libros muertos que se escribieron ayer mismo, en nuestra misma lengua, y, sin embargo, Edipo rey, o la Iliada, o una oración egipcia para invocar a los muertos nos afectan con su radiactividad inmediata, brillan en la oscuridad como aquel mineral de uranio que los esposos curie investigaban en su laboratorio.
El lector vicioso puede leerlo todo. 'Yo soy aficionado a leer hasta los papeles rotos de las calles', dice en una confesión conmovedora nuestro Miguel de Cervantes, que no en vano invento al primer héroe consumado de la lectura. Uno lee hasta los papeles rotos de las calles, los letreros de las tiendas, la novela barata de intriga que encuentra un día olvidada en el asiento contiguo del tren; pero aprende también a distinguir lo que le gusta mucho de lo que no le gusta nada, y poco a poco se va formando un criterio que puede ser a la vez exigente e indiscriminado. Hay tantas variedades posibles en el placer de la lectura, tantas maestrías diversas, que cualquier prejuicio es una segura equivocación. El lector vicioso es entusiasta y apasionado, pero no es arrogante, porque lo ultimo que haría es exhibir el numero de sus lecturas o pavonearse de ellas y mirar desde arriba a quienes no las comparten. El numero de las obras maestras es muy amplio, de modo que cada lector tiene un espacio de soberanía en el que escoger las que a él mas le importan. Cada lector es soberano de su reino privado, y los descubrimientos que alguien en particular hace en un libro, otra persona puede hacerlos en otro. Uno quiere transmitir sus entusiasmos, no ejercitar el desprecio, y menos todavía condecorarse con el merito de lo que ha leído, o, peor aun, convertirse en un impostor o en un comisario político, o ponerse por encima de los que no pertenecen a su cofradía.
El lector vicioso no tiene una cofradía: por una parte, esta solo en su deleite, que es completamente desinteresado; por otra, su fraternidad se extiende ecuménicamente al numero inmenso de los desconocidos con los que comparte su pasión. Y además, gustándole tanto los libros, el buen lector sabe que los libros no lo son todo, y que hay que desconfiar del que, mostrándose muy sensible a ellos, es indiferente al dolor o a la misma existencia de las personas de carne y hueso. Esta advertencia es importante en un país como España, en el que la malevolencia y la mala leche tienen un prestigio intelectual que a mí me parece cada DIA más inexplicable. Un canalla que lee a Proust no es menos canalla. Incluso cabe la duda de si es posible ser un canalla y amar a Proust.
Otros vicios se amortiguan con el tiempo o se vuelven impracticables para quien se dejo estragar por la mala vida. Después de cuarenta y tantos años de ejercer con permanente alegría y extremada constancia este vicio mío, cada día tengo la impresión de disfrutar mas de él, y mi único disgusto es el de pensar que nunca podré leer todos los libros que quisiera. 'Le vice impuni', le llamo Valery Larbaud; el vicio sin castigo. Ahora mismo pienso en el libro que leeré esta noche en la cama exactamente con la misma ilusión con que esperaba hace muchos años el sobre de tebeos que mi padre o mi madre me iban a traer cuando volvieran a casa. Ese libro recién abierto que desde las primeras líneas ya nos gusta tanto es un don que nunca estamos seguros de habernos merecido.


Publicado en El País Semanal el día 18 de diciembre de 2005, a propósito del libro de Alberto Manuel, Historia de la lectura.

domingo, 2 de octubre de 2011

Emma

De todas las novelas de Jane Austen, Emma, es quizás la más preciada por su autora, aunque como ella misma decía, “voy a coger una heroína que, excepto a mi, no gustará mucho.”
Lo cierto, es que comparada con “Orgullo y Prejuicio” o “Sentido y Sensibilidad” puede resultar un tanto pastelosa, pero leída detenidamente y entre líneas, podemos apreciar la ironía de la autora respecto a todo su entorno, como en ninguna otra.
Emma, fue publicada por vez primera en 1815 y según la descripción de su autora en el primer párrafo era “hermosa, lista y rica”.

La señorita Woodhouse, como todas las protagonistas de Jane Austen, es una joven de la Inglaterra de la Regencia. Vive con su padre, un hipocondríaco caracterizado principalmente por su excesiva preocupación por la salud y el bienestar de aquellos a los que ama.
La historia comienza con la boda de la Señorita Taylor, su institutriz, a partir de ese momento Emma decide ejercer de casamentera entre sus amistades y relaciones, ante vacío que deja en su vida la flamante señora Weston. Olvidándose por completo de sus propios sentimientos, intentará ayudar a los demás a tener una vida tan perfecta como la suya.

La única persona que la critica es el señor Knightley, vecino y cuñado (hermano del marido de su hermana) y dieciséis años mayor que ella.
 Pero Emma, en contra del consejo de Knightley, se dedica a la búsqueda de posibles novios, para su nueva amiga y protegida, Harriet Smith, una joven sencilla y modesta, alejada del estilo de vida de la alta sociedad.
Descrita como “la hija natural del alguien” esta dulce chica de diecisiete años, se deja llevar por los consejos de Emma para que rechace un ventajoso matrimonio con el señor Martín, un respetable granjero.
La intriga casamentera de Emma, le lleva a querer emparejar a Harriet con el vicario local, el Señor Elton, trepador social que quiere casarse con la propia Emma; la trama se enreda cuando al rechazarle ,Emma, convence a Harriet, que se imagina con el corazón destrozado, que el arrogante y pomposo seños Elton, está muy por debajo de ellas dos.

Más tarde entra en escena el atractivo Frank Churchill, hijastro de la Señora Weston, El Señor Elton regresa con una esposa vulgar pero adinerada. También llega otro personaje más tímido y callado, la señorita Jane Fairfax, reservada pero bella, sobrina de la arruinada y locuaz vecina de Emma, la señorita Bates.

A Emma no le gusta Jane Fairfax y por ese motivo, se siente tentada de inventarse una historia descabellada sobre el verdadero motivo que ha llevado a Jane a volver a casa de su empobrecida tía. La sospecha de Jane crece sobre todo al llegar un piano para Jane por parte de un misterioso benefactor.
Emma complica la historia aún más cuando intenta enamorarse de Frank Churchill, simplemente porque todo el mundo dice que hacen una bonita pareja. Frank salva a Harriet de una banda de gitanos por lo que Emma decide que es más adecuado para su protegida que para ella misma.
Solo el señor Knightley, hombre de temple y aplomo, se atreve a recriminar los errores de Emma, y será éste quien ponga fin a la confusión que Emma ha provocado. La reprende por insultar desconsideradamente a la señorita Bate, y es entonces cuando ella finalmente reconoce sus propias limitaciones, intentando enmendarse.

Cuando la pequeña comunidad descubre que Jane y Frank Churchill, llevan secretamente prometidos casi un año, Emma se cree en el deber de consolar a su amiga Harriet, pues piensa que estará destrozada con la noticia, Harriet, le confiesa entonces que es de el señor Knightley por quien se siente atraída, dándose cuenta entonces la joven Emma, que es ella y solo ella la que quiere estar siempre, con el que hasta entonces había considerado su mejor amigo, pero que en realidad, lo ama.
Poco después el señor Knightley propone matrimonio a Emma, Harriet se reconcilia con su adorado señor Martín, y todos vivieron felices y comieron perdices o alondras o cualquier pajarillo volandero.

Emma Woodhouse, es la única heroína de Jane Austen que no tiene problemas financieros, lo que según cuenta a su amiga Harriet, es la razón por la que no necesita casarse.
Otra  gran diferencia respecto de las obras de Jane, es que la lucha por un buen casamiento de la protagonista no es el foco principal de la historia.
Emma además permanece sorprendentemente inmune a la atracción romántica, en contraste con otras heroínas de Austen, como Elizabeth Bennet o Marianne Dashwood, que se sienten atraidas por el hombre equivocado antes de asentarse con el correcto, Nuestra amiga Emma, no demuestra ningún interés romántico en los hombres que conoce.
Cabe destacar el episodio donde el señor Elton se le declara, como Emma queda genuinamente sorprendida y de alguna manera repugnada ante tal proposición. Su capricho por Frank Churchill representa más el deseo de un poco de drama o aventura en su vida, que un verdadero amor romántico.

Emma a sido objeto de muchas adaptaciones, la última en 2009 una miniserie en HD de BBC con Romola Garai como Emma y Jonny Lee Miller como Mr. Knightley.
Aunque mi preferida es la que protagoniza Gwyneth Paltrow de 1996.