domingo, 28 de octubre de 2012

LA LEYENDA DE SLEEPY HOLLOW ; WASHINGTON IRVING



Se acerca Halloween, y con el, se acortan los días y se alargan las noches, la oscuridad, hace que se nos presenten, viejos fantasmas, y leyendas tortuosas, no hay nada mejor que leer cuentos de aparecidos al calor del hogar. A si que hoy vamos a comenzar por uno de mis favoritos.

 La Leyenda de Sleepy Hollow.
Cuando apareció en 1809 por el escritor norteamericano Washington Irving (1783-1859), en Europa no se tenía noticia todavía de la existencia de una literatura norteamericana. Poco después, Walter Scott, Balzac y Byron saludarían con gran entusiasmo la obra inaugural de un autor, y de una literatura, de cuyo magisterio se declararían deudores posteriormente escritores como Poe o el poeta Walt Whitman. En 1832 Irving viaja a Europa y presenta sus cartas credenciales como diplomático ante la reina Isabel II de España. Ese mismo año publica su famosa Alhambra («Cuentos y leyendas de la Alhambra»), recreación de tradiciones arábigo-andaluzas en las que la imaginación del estudioso aúna acontecimientos históricos con episodios sobrenaturales.
Personalmente, siempre de pequeña me había gustado la historia del jinete sin cabeza, y del maestro  Ichabod, Crane que aquí entre nosotros siempre me pareció un poco cobardica.
Y cual fue mi sorpresa cuando viajé por primera vez a Granada, y comprarme los “Cuentos de la Alhambra”, cuando descubrí que este autor, era el mismo de uno de mis relatos de infancia predilectos.
Todo ello, unido a que me apasionan los cuentos, y relatos, me llevó el otro día a una gran cadena de librerías, ( que no voy a nombrar por que no me pagan para ello) y me compré unos cuantos volúmenes ( esto es un vicio), entre ellos, uno de una colección que me encanta,  “Valdemar-Gótica), de la que poseo algunos ejemplares.

A si que por fin tengo mi propio volumen de este cuento, junto con otros, pues este es relativamente corto. En este volumen se han reunido algunos de los cuentos que Washinton Irving, aportó a la literatura fantástica.
“Rip van Winkle” el hombre que quedó suspendido en el tiempo durante varios años.
Leyenda de la rosa de la Alhambra” y “La leyenda del astrólogo árabe” (extraidos éstos de la citada “Cuentos de la Alhambra”).
“El espectro del novio” inspirado en una leyenda alemana.
“La aventura del estudiante alemán” un cuento ambientado en los días de la revolución francesa. Y la que nos ocupa hoy;
“La leyenda de Sleepy Hollow”, la historia de un jinete sin cabeza que aterroriza a una tranquila población rural.
La historia tiene lugar en un asentamiento holandés en el Valle Dormido, lugar de numerosas leyendas sobre fantasmas. Ichabod Crane es un profesor de escuela que se enamora de la joven Katrina Van Tassel y de su fortuna, a la que también pretende el joven y rudo Abrahán "brom bones" Van Brunt. Volviendo a su hogar tras una fiesta en casa de la familia Van Tassel, con aire alicaído, Crane es perseguido por el jinete sin cabeza (el fantasma de un soldado que perdió la cabeza por una bala de cañón durante la guerra de independencia americana). A la mañana siguiente, sólo se encuentra cerca de un puente el sombrero del profesor y los restos de una calabaza.


La leyenda fue llevada al cine en 1922, de la mano del director Edward Vebturini, y protagonizada por Will Rogers.

En 1949, Walt Disney produjo “La leyenda de Sleepy Hollow y El señor Sapo” un largometraje compuesto por dos cortos sin relación entre ellos, (vamos para rellenar) El primero inspirado en el relato del Sin Cabeza, y el otro pues si, lo habéis adivinado, sobre un sapo. Aunque es de animación, es el más fiel al relato original, incluyendo el enigmático final.

En 1999, uno de mis directores favoritos, Tim Burton, nos ofreció una nueva versión del relato, contando con la estelar actuación de Johnny Depp, como Ichabod Crane, ( que pasó de ser un feo y maltrecho profesor cobarde a un caballero apuesto, de la policía de New York, eso sí, guapo pero cobardita también).
Christina Ricci nuestra “miércoles” dio vida a Katrina Van Tassel y Chistopher Walken  en el papel del Jinete sin Cabeza.


A si que mis hijas, desde hace años la noche de Halloween, preparan palomitas, encendemos velas , y nos pasamos la noche viendo películas de las denominadas “ de miedo”, entre ellas, nunca falta, esta versión de Sleepy Hollow, que aunque no es fiel al relato original, por otro lado, nos encanta Burton, no lo podemos remediar.

Os dejo con un fragmento de este fantástico cuento.





“Era medianoche e Ichabold, alicaído y desanimado, recorría la ruta de vuelta a casa, por las laderas de las majestuosas montañas que se alzan sobre Tarry Town, y que había atravesado tan de buen ánimo aquella misma tarde. Tan sombría era la noche como su humor. A lo lejos, el Tappan Zee desplegaba su oscuro caudal de agua, tansporando el alto mástil de un balandro, o arrastrando silenciosamente un ancla por sus profundidades. En medio de aquel silencio mortal que envolvía la medianoche, podía jurar que había oído el ladrido de un perro guardián en la orilla opuesta del Hudson, pero el sonido había sido tan vago y tan débil que solo le había permitido hacerse una idea de la distancia que le separaba de aquel fiero compañero del hombre. De vez en cuando, también, el prolongado gorjeo de un gallo, que por casualidad se había despertado, sonaba a lo lejos, muy a lo lejos, procedente de alguna remota granja entre las colinas. Pero todos aquellos sonidos eran como ensoñaciones. No percibía la menor señal de vida a su alrededor, sólo ocasionalmente el melancólico cri cri de un grillo, o acaso el croar gutural de una rana de alguno de los pantanos de los alrededores, como si le costara dormir y diera vueltas en la cama.
En aquel momento, su memoria se pobló de todas las historias de fantasmas y duendes que le habían contado aquella tarde. La noche era cada vez más oscura; las estrellas parecían hundidas en el cielo y alguna que otra nube las ocultaba a sus ojos. Jamás se había sentido tan solo y taciturno. Se aproximaba además al lugar en el que habían ubicado muchas de las escenas de aquellas historias de fantasmas. En medio del camino, se alzaba un enorme tulipero, que descollaba como un gigante sobre el resto de los árboles de la zona, y que se constituía en una especia de señal. Las fantásticas ramas retorcidas del tulipero, lo suficientemente grandes para ser troncos de árboles normales, se entrelazaban casi hasta llegar al suelo antes de volver a ascender. El árbol estaba relacionado con la trágica historia del desgraciado André, que había sido hecho prisionero muy cerca de allí, y todo el mundo lo conocía como el árbol del comandante André. La gente sencilla lo veía como una mezcla de respeto y superstición, en parte a causa del pesar que les producía el destino del desventurado, en parte por las leyendas de extrañas visiones que se contaban acerca de él.

Conforme Ichabold se aproximaba a aquel tremendo árbol, empezó a silbar: pensó que su silbido había recibido respuesta, pero no había sido sino una ráfaga de viento que había recorrido a toda velocidad las ramas secas. Más cerca aún, pensó haber visto algo blanco y que colgaba del árbol. Se detuvo y dejó de silbar, pero al mirar con más atención, advirtió que era el punto en el que un rayo había caído sobre un árbol y había dejado al descubierto la blanca madera. De repente, oyó un gruñido. Los dientes le castañetearon y cayó de rodillas cobre la arena. Pero tan solo había sido el roce de una enorme rama contra otra que se había balanceado por efecto de la brisa. Pasó junto al árbol sin que nada le ocurriera, pero nuevos peligros se dibujaban ante sí.
A unos doscientos metros del árbol, un pequeño arroyo cruzaba el camino y se adentraba en una cañada boscosa y pantanosa, conocida con el nombre del pantano de Wiley. Unos cuantos troncos, a ambos lados del camino, servían como puente para atravesar aquella corriente. El otro lado de la senda, donde el arroyo penetraba en el bosque, tenía un aspecto lúgubre y cavernoso, gracias a unos cuantos robles y castaños enmarañado con parras. Cruzar aquel puente era la prueba más dura. Había sido precisamente ahí donde habían capturado al desgraciado André, y ocultos tras los castaños y las parras se habían escondido los fornidos vasallos que lo habían sorprendido. Desde entonces, aquel riachuelo estaba considerado un arroyo maldito, y miedo es la palabra que describe lo que siente un escolar que tiene que cruzarlo solo al anochecer.
Conforme se acercaba al arroyo, su corazón empezó a latir con más fuerza; con todo, hizo acopio de valor, dio unas breves palmadas al caballo en las costillas y se dispuso a cruzar con ánimo el puente. Pero en lugar de avanzar, el malvado y viejo animal hizo un movimiento lateral y se lanzó contra la cerca. Ichabold, cuyo miedo crecía a medida que corría el tiempo, tiró de las riendas hacia el otro lado, y espoleó al caballo con el pie contrario. Pero todo fue en vano: el corcel se puso en marcha, pero lo hizo únicamente para adentrarse por el lado contrario del camino, donde más espesos eran los matorrales y las zarzas. El profesor de escuela atizaba con todas sus fuerzas al viejo Pólvora, que seguía avanzando, entre relinchos y resoplidos, aunque se detuvo junto al puente de manera tan repentina que a punto estuvo de proyectar por encima de su cabeza a su jinete. En ese preciso instante, el chapoteo de unos pasos cerca del río captó la sensible atención de Ichabold. En medio de la oscuridad del bosque, en una de las márgenes del arroyo, adivinó algo inmenso, deforme, negro y gigantesco. No se agitaba, sino que parecía estar al acecho, en la oscuridad, como un inmenso monstruo dispuesto a abalanzarse sobre el viajero.

El vello del asustado viajero se erizó de terror. ¿Qué debía hacer? Era ya demasiado tarde para dar la vuelta y huir, y además, ¿acaso tenía alguna posibilidad de escapar de un fantasma o un duende, si es que aquello era tal cosa, que podía cabalgar a lomos del viento? Reuniendo, por lo tanto, algo de coraje, preguntó, tartamudeando:
-¿Quién eres?
No obtuvo respuesta. Repitió la pregunta con un tono aún más timorato, pues seguía sin recibir respuesta. Una vez más, palmeó el costado del imperturbable Pólvora y, cerrando los ojos, entonó con un fervor involuntario un cántico religioso. Justo entonces, aquel objeto sombrío se puso en movimiento y, moviéndose a saltos en medio del camino. Aunque la noche era cerrada y lúgubre, era posible adivinar en cierta manera la forma del desconocido. Parecía ser un jinete de grandes dimensiones, montado en un caballo negro de poderosa constitución. No hizo el menor gesto de pasar al ataque ni de mostrarse sociable, sino que se mantuvo distante a un lado del camino, paseándose por el costado de Pólvora, manteniéndose a la distancia idónea para que éste no pudiera verlo. El animal, finalmente, había superado su miedo y su rebeldía.
Ichabold, en absoluto satisfecho con aquella extraña compañía nocturna, y consciente del destino que habían corrido otros viajeros, apresuró la marcha, confiado en que lo dejaría atrás. No obstante, el extraño también espoleó a su caballo, que avanzaba con paso idéntico al de Pólvora. Ichabold se adelantó y se dejó caer en el camino, con la esperanza de quedarse rezagado. El otro hizo otro tanto. La desazón se apoderó del jinete; se esforzó por retomar el salmo que cantaba, pero la lengua, reseca, se le enganchaba al cielo de la boca, y no podía emitir ni una sola sílaba. Había algo misterioso y abrumador en el violento y obstinado silencio de su terco compañero. No tardó en darse cuenta de lo que era. Al ascender a un promontorio, la figura de su compañero de viaje, de una estatura sin igual y envuelto en una capa, quedó dibujada contra el cielo. Ichabold quedó petrificado al advertir que le faltaba la cabeza. Pero su horror no hizo sino aumentar al observar que aquella cabeza que debería estar sobre los hombros viajaba frente a la silueta, a lomos de la perilla de la silla. Su terror se tornó desesperación; proporcionó a Pólvora una lluvia de puñetazos y patadas con la esperanza de que, por causa de un movimiento súbito, lograría librarse de su compañero, pero el espectro se puso en marcha al tiempo que él. Y lejos cabalgaron, por terrenos de todo tipo; las piedras volaban y los cascos de los animales producían destellos con cada salto. Las ligerísimas prendas de Ichabold flotaban en el aire, mientras el jinete alargaba su largo y desgarbado cuerpo hasta superar la cabeza de su potranco, llevado por el entusiasmo de la carrera.
Habían llegado al punto del camino en el que la carretera giraba hacia Sleepy Hollow; pero Pólvora, que parecía poseído por un demonio, dio media vuelta en lugar de tomar esa senda, y se adentró en la colina que quedaba a la izquierda. Ese camino atraviesa una hondonada arenosa, cubierta por árboles durante casi medio kilómetro, cruza el famoso puente de las historias de fantasmas y bordea la verde loma donde se encuentra la iglesia encalada.

A pesar de todo, el pánico que inundaba al corcel había dado a su torpe jinete una ligera ventaja en la carrera. Sin embargo, cuando se hallaban en plena hondonada, las cinchas de la silla se desprendieron, e Ichabold notó que caían bajo su cuerpo. Las agarró a la perilla y trató de asirse con fuerza, pero fue en vano y, apenas se había sujetado del cuello de Pólvora, la silla cayó al suelo y oyó cómo los cascos de su perseguidor la pisoteaban. Por un momento, una terrible ira cruzó por su cabeza, porque era la silla de los domingos. Pero no era el momento de ocuparse de miedos menores; el fantasma estaba a punto de darle caza y (¡qué jinete más torpe era!) le costaba lo suyo mantenerse en equilibrio; a veces se deslizaba a un lado, a veces, hacia el otro, y a veces saltaba impulsado por el montículo que formaba la espina dorsal de su caballo, con tal violencia que temía que fuera a partirlo por la mitad.
Ante sí se abría un claro en el bosque con la esperanza de que no quedara ya muy lejos el puente de la iglesia. El vacilante reflejo de una estrella plateada en el caudal del arroyo le confirmó que no se equivocaba. Vio los muros de la iglesia relucir tímidamente a través de los árboles que divisaba a lo lejos. Recordó el lugar en el que había desparecido el fantasmal perseguidor de Brom Bones. “Si pudiera llegar al puente-pensó Ichabold-, estaré salvado”. En ese momento, oyó como casi se abalanzaba sobre él el negro corcel y notó la respiración del animal a su espalda, e imaginaba que podía sentir el cálido aliento de éste. Otro taconazo en las costillas, y Pólvora se puso a correr hacia el puente. Tronó al recorrerlo, Había llegado al otro lado. Y entonces Ichabold lanzó la vista atrás para ver si su perseguidor se iba a desvanecer, según la leyenda, en un destello de fuego y azufre. Y el fantasma se irguió sobre los estribos y lanzó su cabeza contra Ichabold, que trató de esquivar aquel terrible proyectil, pero lo hizo demasiado tarde. Impactó contra su cráneo con un choque terrible. Cayó de cabeza. Y Pólvora, el corcel negro y el jinete fantasma desaparecieron en un torbellino.

A la mañana siguiente, encontraron el viejo caballo sin silla y con la brida bajo sus patas, pastando tranquilamente en la puerta de su señor. Ichabold no llegó a la hora del almuerzo. Llegó la hora de la cena, e Ichabold tampoco apareció. Los chicos se reunieron en la escuela y recorrieron los bancales del arroyo, pero no dieron con el maestro. Hans Van Ripper empezaba a estar algo inquieto por el destino del pobre Ichabold… y por el de su silla. Peinaron la zona y, tras una diligente investigación, dieron con el rastro. En un lugar del camino, que conducía a la iglesia, hallaron la silla pisoteada. Las huellas de los cascos de los caballos penetraban profundamente en la senda, y-sin duda a una velocidad vertiginosa-llegaban hasta el puente. Al otro lado, en el bancal de la parte más ancha del riachuelo, donde el agua era más profunda y adoptaba un tono negruzco, encontraron el sombrero del desdichado Ichabold, y a su lado una calabaza hecha pedazos.”

9 comentarios:

  1. Jota, he visto la película varias veces, así que como te imaginas me gusta muchísimo, pero ni idea de que fuera la adaptación de un libro, y con todo lo que nos has contado, espero poder leerlo pronto, gracias.

    Besos.

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  2. Llegué al relato de Irving de niña, después de ver el corto de animación de Disney, que me gustó mucho aunque me dio miedo. A pesar de eso leí el cuento, que también me gustó, y otros relatos de Irving buscando historias de miedo. Cuando supe que Tim Burton iba a hacer una versión casi di palmas, es verdad que no es precisamente fiel al texto de Irving, pero a pesar de eso me encanta la película. Quizás la vuelva a ver estos días.

    Un besote

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  3. Muchas gracias por recordar a Irving y traernos este relato, bueno el fragmento... muy apropiado para estas fechas.
    Besines, Jota!!

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  4. Como siempre una entrada completísima. Hace unos días he estado investigando también yo a Irving, por la lectura del club "Cuentos de la Alhambra". En cuanto a la película la he visto varias veces. Besitos

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  5. La versión de Burton me encanta aunque no sea tan fiel al original. Aunque aún no he leído el cuento. Pero después de leer el fragmento que has puesto, me has dejado con ganas, así que voy a buscarlo por la biblio. La versión de Disney me daba miedo cuando era peque... Si es que he sido toda mi vida una miedica! Una entrada fantástica.
    Besotes!!!

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  6. Jota, me has traido recuerdos arraigados, de la ninnez, de cuando el miedo entraba por las letras y las ilustraciones. Me ha encantado leer tu entrada.
    Un abrazo,

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  7. Cuando era chica leí el libro y me has traído a la mente muchos recuerdos. La versión de Burton me encanta, me hace reír, Johnny está genial como ese policía un tanto cobardón. La estética es maravillosa.
    También recuerdo un breve corto de Disney.
    Besos.

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  8. Este es un cuento por el que me sentido atraida desde que era una niña. He visto la peli tambien, y me encanta, la verdad es que cuando tengo oportunidad de verla o ponen alguna reposicion en la tele, no me la pierdo... Aunque no soy muy fan de otras pelis de Burton, esta concretamente, me gusta muchisimo...Saludos!!

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  9. Es de las películas preferidas de mi hija!!
    Con nuestro actor fetiche,
    menuda entrada que has hecho!!!
    yo siempre estoy votando cuando la veo,
    un abarzo
    espero que ya te encuentres mejor del resfriado,
    muchos mimos,
    y bss pasados hoy por agua de lluvia

    ^^

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