I
La aristocrática y altiva condesita de Alamar
denotaba gran impaciencia en su bellísimo semblante, cuando alguien abrió de
pronto la puerta de su alcoba.
_ Te estás volviendo vieja, Yaya. Es increíble
lo que me has hecho esperar.
Su voz de acordes musicales, era prontamente
desfigurada por un altivo orgullo.
_ Mi niña se impacienta mucho. Pero las cosas
cuando se hacen bien, requieren su tiempo.
_Demasiado tiempo en esta ocasión._ Y su voz
sonó imperiosa al inquirir: _Vamos, ¿Ha qué estás esperando para decirme lo que
averiguaste?
_ Llegó la hora en que mi niña tendrá que
empezar la lucha por su independencia. Alberto de Mendizábal está en el
despacho de tu padrino.
_ Si no averiguaste otra cosa… eso no es
ningún indicio. Son muchas las veces que Alberto, entra en el despacho de mi
tío, Yaya.
La vieja Yaya, se alisó una imaginaria arruga
en su negra falda de raso y después con fingida indiferencia, esperó en los
maravillosos iris verdes, el efecto de sus palabras.
_ Pero no creo que nunca hablaran como hoy,
de a cuánto ascendía tu dote mi niña…
_ ¡Yaya!
_ ¡Ay, Señor, a cuanto me obliga el cariño!
_ ¿Entraste en el despacho Yaya?_ sus ojos
interrogaban lo mismo que su voz.
_Claro que si, ya te dije que había hecho las
cosas bien.
_ Eres un ángel, Yaya.
Y efusiva, besó ruidosamente las ya arrugadas
mejillas de la vieja ama, que la adoraba.
_ ¿Un ángel? ¡Bah!_ Fingió un enojo que no
sentía al decirlo_, ¿Sabes, niña, que por satisfacer tu curiosidad cometí un
acto que a otro miembro del servicio le habría costado el despido? Entrar en el
despacho, ahí es nada.
_ Ello demuestra lo muchísimo que me quieres.
Y en cuanto a despedirte, tú sabes que no eres una doncella a la que se puede
despedir así como así.
_ Claro que lo sé. Llevo muchos años en este
palacio niña.
_ ¿Muchos? ¿Cuántos?_ sonrió zalamera, ya que
sabía que si la quería ver enfadada, nada mejor que preguntarle por su edad.
_ ¿Ya se acabó toda tu impaciencia por saber
lo que me hiciste ir a averiguar?
La joven sonrió por el pequeño enfado que el
ama fingía y dijo:
_ Claro que no. Es de mucha importancia para
mí saber si mi padrino tomó en consideración mi negativa a casarme con ese
hombre o si, por el contrario…
_ Por lo que decían ten la seguridad de que
no.
_ ¿Qué decían Yaya?
_ Cuando yo entré con el mayor sigilo,
hablaban de tu dote y del palacio que tu difunto padre te dejó en Madrid. Decían
que sería necesaria alguna modificación, si pensabais quedaros a vivir en la
Corte.
_ ¿Eso decían? Pues entonces, sabrá mi
padrino que Luana de Aranda y Cortés no es Ana María. Le dije que no me casaría
con ese viejo y él no podrá quebrantar mi voluntad.
_Alberto de Mendizábal no es ningún viejo,
niña.
_ ¿Qué no? Yaya por favor, que yo no había
nacido aún cuando él ya frecuentaba saraos en la Villa.
_ Un hombre, como el, a pesar de la edad que
os separa, no es viejo. Por el contrario, es cuando más comprende la delicadeza
de una mujer y cuando…
_ No te esfuerces en ponderarle, ama _ la
atajó presurosa_. Tengo decidido no entregar mi juventud a ese cretino. Y nada
me hará cambiar._ Sus ojos de un verde esmeralda, se hicieron soñadores al
continuar: _ Tengo mi teoría sobre el amor. Pienso amar y que me amen
locamente, y en el marqués sé que no encontraré nada de lo que pido a la vida.
Soy lo bastante hermosa para esperar algo más que el corazón de un hombre, que
habrá dejado muchos trocitos en devaneos. ¿A cuantas damas habrá amado y
olvidado el apuesto marqués de Tornellá?
_ ¡Luana!
_ ¿Crees, por ventura, que no será así? ¿Por
qué Hernán de Alamar, elegiría a ese sujeto para unirle a mi vida y hacerle mi
esposo?.
_ Siempre les unió una gran amistad _
respondió el ama.
_ Eso no es ningún motivo para que sea el
esposo de su hijastra. Siempre me sometí a sus deseos, pero ahora pienso
defender lo que es de mi propia incumbencia, la realización de mis sueños.
Tengo diecinueve años, soy bonita…
Luana vio el gesto burlón de la Yaya, y
preguntó, con cómico enfado;
_ ¿Acaso no lo soy?
La anciana la contempló. Primero detuvo su
mirada en la preciosa figura esbelta y graciosa, después, sus ojillos llenos de
recuerdos miraron el encantador rostro, su negro cabello, cuyos rizos
aprisionaba con una gran lazada de color rojo, sus ojos, unos ojos que los
trovadores, en sus estrofas , hubiesen calificado de maravillosos y únicos.
La
condesita de Alamar esperaba el fallo al detenido examen del ama. La admiración
que leyó en los vivaces y ajados ojos la dejó satisfecha.
_ Eres muy hermosa, mi niña, Cuando el amor
llame a tu corazón, ten cuidado a quién entregas el tesoro de tu alma, porque
sólo la vieja ama, sabe lo que hay tras esa altivez y ese aparente orgullo.
_ ¿Tú crees que seré amada con loca pasión?
_ Yo no se adivinar, como los hechiceros, el
porvenir de nadie. Pero estoy segura que amarás y serás amada como tú deseas…
Lo contrario sería un desatino.
La
llamada del “gong” anunciando que la cena estaba servida cortó la conversación.
Luana se acercó presurosa a la gran luna de su tocador y retocó
brevemente su peinado y su rojo vestido de bordada muselina.
Al
cerrarse tras ella la puerta de sus lujosos aposentos, dejó de ser la
muchachita que sueña con el amor y se enfundo con su personalidad de altiva
damisela, que miraba a todos con el orgullo que le daba el haber nacido en tan
alta cuna.
* *
* * *
¡Hola, Jota!
ResponderEliminarMe ha alegrado ver esta entrada, pensé que esperaría más para empezar a leer tu historia y qué gusto que no ha sido así.
Tu forma de narrar es preciosa, y me he sentido transportada a la época en que ocurre todo. Veo que Luana es un personaje que se hace querer, pero según la conoces, o eso me ha parecido. Quizá su altivez se preste a error, pero como pones en el último párrafo, no deja de ser una jovencita que sueña con el amor. Me pregunto qué le tendrá deparado el destino.
Un placer leerte y estaré atenta a la continuación.
Besos.
Ya me vas a dejar enganchada! Espero que Luana consiga su propósito de no casarse con quien no quiere. Así que tendré que estar muy atenta a la continuación de esta historia. Me ha gustado mucho, sobre todo, porque como dice Aglaia, has conseguido que nos transportemos a la época en que se desarrolla la historia. Ha sido muy fácil visualizar toda la escena.
ResponderEliminarBesotes!!!
Esto es como un SAL... Pero de literatura... así que a versi se da usted prisa en subir tooooodos los objetivos :-)
ResponderEliminarBesotes
Hola Jota, tarde pero seguro. Ahora ansiosa de saber como sigue.
ResponderEliminarBesos
Me has atrapado, picaruela!! ja ja... Qué bien relatado... sigo con el segundo... Bss
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